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¿Cuántas veces hemos cantado al final de una comida o cena?, en reuniones de amigos, familiares, eventos, homenajes, bodas .. etc. -No hace falta que los efluvios del alcohol animen a los humanos a entonar cánticos de todo tipo, a veces, el contagio del grupo es suficiente para que todos puedan cantar, lo hagan bien, regular, mal e incluso peor. Hace unos años, toda reunión que se preciaba, terminaba con el "Asturias, Patria querida" (hoy himno de la Comunidad), en otras reuniones y fiestas, se cantaba aquello de "Desde Santurce a Bilbao ..", el caso es que además de estos "clásicos" de las rondas y cachondeos nocturnos, también algunos se atrevían con zarzuelas, y los más cultos, incluso con alguna aria famosa de óperas, aunque siempre, inconclusa, por ejemplo: "La donna é mobile". El caso, es que todos llevamos dentro un cantante oculto, aunque algunos se empeñan en que no sea así, ya que después del posible éxito en parrandas, cuchipandas, reuniones y saraos, tras recibir los elogios de los amigos, embriagados con los ambientes, enaltecen la voz del presunto cantante y le hacen creer que es muy bueno. -Hasta aquí, todo está muy bien, pero cuando la persona en cuestión, se cree que de verdad canta y decide hacerlo en público (no con canciones enteras), pero si con pequeñas demostraciones de su oído y voz, y casi siempre, sin música de fondo, es decir sin orquesta ni acompañamiento, como dicen los artistas: a capela, la cosa cambia y puede resultar dañina para el personal que es castigado con tal atrevimiento. |
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Personalidades muy meritorias, han caído en este error de creerse cantantes: Antonio Fraguas "Forges", Alfonso Ussía, Luis del Olmo, Pedro Ruiz, etc., (humoristas, periodistas, escritores), todos con gran ingenio, personas de gran cultura y conocimientos, entretenidas, alegres, simpáticas y posiblemente hasta buenos amigos de sus amigos, pero con tantas virtudes y glorias, no deberían de cantar en público, unos cantan rancheras, otros, cuplés y algunos hasta pasodobles, el caso es que aprovechar la radio (o tv), para martirizar nuestra sensibilidad y crispar el estado de ánimo, no es correcto. Una cosa es que se cante bien en esas peñas de amigos, y otra cosa es aprovechar un micrófono para atentar contra la audiencia que escucha, que es paciente, no tiene voz ni voto, pero oídos si. |
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Desde el Convento de Orejilla, Sor Detta, Octubre 04 |
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