|
||||||
|
||||||
por Francisco Croche de Acuña |
||||||
"Los
que traen estas hojas por sus gentes son
caballeros claros y excelentes"
LUIS DE ZAPATA
"Carlo famoso"
|
||||||
(pulsar para ver mayor tamaño) |
||||||
1 | ||||||
|
||||||
Como
sucede todos los años, desde la entrañable villa de Feria y su Hermandad
de la Santa Cruz se me solicita un artículo para la hermosa revista que se
edita en esta población con el fin de ilustrar culturalmente esta
festividad, que tanta fama y resonancia ha conseguido, entre las de interés
turístico de nuestra región extremeña. Y
al intentar buscar un tema que pueda ser ameno y de cierto interés para los
lectores de dicha publicación, me he acordado de comentar su escudo local,
un blasón que va unido a la historia de una familia, los Suárez
de Figueroa, que exhibieron durante siglos el honorífico título de Señores,
Condes y Duques de Feria, y que se compone de ese conjunto de CINCO HOJAS DE
HIGUERA, en campo de oro con las hojas de sínople, colocadas en aspa o
"sotuer" que se multiplica y se exhibe en la mayoría de los
monumentos, iglesias, conventos, hospitales de todo el territorio de este título,
en las diecisiete poblaciones que lo comprenden. El
mismo apellido de los "Figueroa"
está haciendo alusión a esas hojas de "figuera" (higuera), que
constituyen el origen de los primeros miembros de la familia, y que ha sido
cantado y explicado por un insigne poeta nacido en Zafra, el llamado Cristóbal
de Mesa, que siendo muy allegado a los Señores de Feria, les dedicó varios
poemas laudatorios y de agradecimiento a los muchos favores de honra y
dinero, que de ellos recibió. En
su libro de poemas titulado "Las
Églogas y Geórgicas y Rimas" publicado en 1607, hay una "Canción al Duque de Feria" y otra "Elogio a los Duques de Feria", en las que se hace alusión
a este origen y que en estas páginas vamos a ampliar debidamente para
conocimiento de todos los vecinos de esta población. Comienza el escritor
zafrense con una simbólica anécdota en la que son protagonistas un
caballero gallego llamado Fernando
Fernández y otro hermano suyo, cuyo nombre se ignora. Estos señores
con sus mesnadas de guerreros atacaron a una expedición musulmana en la que
se conducían a Córdoba las "Cien
doncellas cristianas", que eran reclamadas anualmente por los moros
como tributo de guerra ganado a los cristianos por el lugarteniente del emir
moro de Toledo, y que es una de las leyendas españolas más significativas
de los primeros años de la Reconquista. El
rescate de estas doncellas, entre las cuales estaban dos mujeres que eran
las amantes de los susodichos caballeros gallegos, tuvo lugar en tiempos del
rey astur Mauregato (783-788) una gran batalla librada junto a la villa de
Peyto Burdelo, en un amplio campo que estaba sembrado de árboles de
"higuera", y a partir de este suceso, la familia de aquellos dos héroes,
que lograron rescatar a estas mujeres, asumió como escudo heráldico, estas
simbólicas hojas, que dieron también origen al apellido "Figueroa". He
aquí cómo lo describe el poeta de Zafra, Cristóbal de Mesa: "Mauregato,
Rey Godo, pagaba
cada un año, al
Moro el censo de las cien doncellas, viendo
en su reyno todo, por
tal afrenta y daño, pérdidas,
llantos, lágrimas, querellas: y
amantes de dos dellas
siendo
dos caballeros, unánimes
hermanos, con
victoriosas manos las
libraron, quitando tales fueros, junto
a Peyto Burdelo, de
su solar ensangrentado el suelo".
En
otro lugar de las obras de Cristóbal de Mesa, que dedica también a los
Duques de Feria, se hace otra versión del mismo hecho, que por su interés
vamos a incluir también en este lugar:
"En Galicia, el solar
Peyto Burdelo junto
a las nobles armas se miraba, y
figurada de uno a otro abuelo de
dos hermanos la hazaña brava, que
dos doncellas junto al fértil suelo, de
la fatal higuera ilustre estaba, los
dos libraban, dando tan buen fruto, que
el Rey quedaba exento del tributo. El
Rey se veía. Mauregato Godo, libre
del censo infame y grave carga, a
que estaba sujeto el Reino todo, con
tal victoria, para el Moro amarga: pintada
al vivo estaba en vario modo de
la gran casa descendencia larga, heredando
el valor de sus mayores, los
Maestres; los Grandes, los Señores".
De
este modo, Cristóbal de Mesa daba forma poética a la ascendencia de los de
Feria, Los Suárez de Figueroa, con su escudo de las cinco hojas de higuera,
que arribaron a las tierras de Extremadura desde Galicia, parece ser que en
la segunda mitad del siglo XIV, inaugurando el Señorío de Feria en 1394,
con las tres poblaciones de Feria, Zafra y La Parra, aunque es probable que
un siglo antes, sus hombres ya habían intervenido en la conquista de Cáceres,
donde se dice que fundaron una casa en aquella noble ciudad.
Otro
autor extremeño, el llerenense Luis de Zapata, en el canto 25 de su libro
"Carlo famoso" describe
también en verso el escudo de los Suárez de Figueroa, que llegaría a
formar el símbolo heráldico de una familia, que se iba a hacer importante
en la historia de la nobleza española, en tiempo de los monarcas de la casa
real de Trastamara: "Las
cinco verdes hojas de higuera en
el escudo de oro bien pintado que
así a los suyos de la edad primera los
Condes de Trastamara han dejado: son
las armas de los que en tal manera, de
Figueroa, como ellas, se han llamado, los
que traen estas hojas por sus gentes, son
caballeros claros y excelentes".
Y
la hermosa y altiva villa de Feria, unida tan íntimamente en su historia y
en sus hombres a esta familia, cuando llegó el momento de adoptar un escudo
local significativo de su pasado, no dudó en tomar para sí este bello blasón
de las CINCO HOJAS VERDES DE HIGUERA, que tan bien se relacionan con ella, y
la sitúa en el podio de las más honorables poblaciones de la región
extremeña, como el mejor faro que se deja ver en una amplia llanura de la Tierra de barros.
|
||||||
|
||||||
|
||||||