Como anillo de primera
comunión,
nunca reposado ,
siempre en su dedo engalanado,
ha sido tu vida, ha sido tu dicha,
es tu alma, nuestro recuerdo
y el desacierto de tu partida.
Fuiste, y lo eres, un campeón.
Sufriste en tu carne el aro prieto,
porque te negabas a ser cierto,
prefiriendo morir en esta vida
para glorificarte en el más allá,
donde mirar, escribir, imaginar o idealizar
suponen existir, dar, tomar y percibir,
algo que en estos cuerpos terrenales
no acertamos a comprender,
pues somos solo eso, simples mortales.
Te has anticipado en tu salida.
has querido como buen maestro
demostrar que eres el primero.
Yo, quisiera perdonarte en tu empeño,
más no puedo, lo siento, no puedo.
porque me dejas sin aliento,
sin fe y en un suspiro de silencio.
Quiero seguirte leyendo:
Tus fantasías, temores, envites y anhelos.
Deseo romperte en mil pedazos
para recomponerte como un mecano.
Deseo abrazarte y estrechar tu cálida mano,
sea material o de la más pura forma espiritual.
Espero que nadie te olvide
y siempre tenga presente,
que más allá del amor está el sufrimiento
y más acá del dolor anida tu, ya eterno, corazón.
Lo mismo que elegiste ser libre,
puedo, podemos, atarnos a la vida.
Desde hoy nos sentiremos
más protegidos y mejor guiados,
porque siempre estarás en nuestra compañía. |