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saludos cordiales

 
     
 

Va uno por el campo, dando un paseo y de pronto se encuentra con una persona a la que no conoce de nada, pero que le dice cortésmente: ¡buenos días!.. después de un rato de caminata, se encuentra con otro paseante que también repite el saludo, y así sucede cada vez que nos cruzamos con alguien. ¿Qué tiene el campo que a todos nos vuelve más amables, cordiales y corteses?.

Esas mismas personas que nos saludan tan atentamente en el medio rural, si nos las cruzamos en la ciudad volverán a ser las normales, desconocidas y frías personas, que cualquier día vemos por las calles sin decirnos absolutamente nada.

La cortesía es como el aire de los neumáticos: no cuesta nada y hace más confortable el viaje.

Frase de Cruzalta

Hace años, cuando viajabas en tren, además de pasar un trayecto muy ameno por la conversación con otros viajeros, a veces hacías hasta nuevas amistades, sin embargo en los nuevos trenes de alta velocidad, nadie se saluda, no se habla apenas (tan sólo con el móvil), durante el tiempo del trayecto, los viajeros miran la pantalla de un monitor de tv., se colocan auriculares o fijan su atención en un periódico, o en algún libro, es decir, los viajeros de ahora buscan cualquier pretexto para no hablar con nadie en los viajes.

En los ascensores de grandes edificios donde casi todos los que lo usan son desconocidos, antes también se saludaba a los que lo utilizaban, era como un pequeño viaje en ascensor, de un corto trayecto, pero ahora los usuarios de ese medio para ir de un piso a otro, entran y salen con caras de póquer, miran donde no haya una cara humana que les recuerde lo del saludo, aunque sea mirando al aburrido techo.

Sin embargo, en las cartas, en los faxes, en los correos electrónicos, etc., todos los que no saludan a nadie, los que miran a otro lado para no ver humanos, los que enmudecen ante las personas, esos son los que usan las fórmulas escritas más cálidas de los saludos y la cortesía.

 
     
 

Paco Buendía Amigo

 
     
 

 
 

 

 
     
 

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