Ruidos de las cafeterías    
        
     
     plato contra plato

En muchas cafeterías, bares, y otros servicios de hostelerías, tienen una curiosa afición: Chocar los platos unos contra otros, haciendo el mayor ruido posible, pero sin romper los mismos.

Un amigo me decía que esto lo hacen incoscientemente, como una especie de defensa que tienen contra el estrés que les provoca el dueño y a veces los clientes.

Sin embargo, uno que intenta tomar un café o un refresco con tranquilidad y buenas vibraciones, cuando comienzan a llegar a los oídos, los estridentes golpeos que los camareros ejercen con los platos...

Esa "mala leche" con que chocan plato sobre plato, esos desagradabes y fuertes ruidos, llegan a alterar el estado anímico del cliente, contagiándose de la agresividad camareril.

    
     
     
     
 

¿Y esos padres que dejan que sus hijos chillen como si fueran sirenas de ambulancias?... Se necesita ser tranquilo o sordo para no oír los alaridos de sus retoños.

De entre todo el ruido de una cafetería, sobresalía la voz de un "aficionado" al fútbol, que viendo esta imagen, gritaba: ¡Mátalo, que es un cabronazo! .. y parte de los que estaban viendo el partido, asentían o aplaudían.

 
silvia 0903
 
     
  No queremos el castigo para nadie, pero tampoco aceptamos que nos fastidien los oídos y nos trasmitan una agresividad que no deseamos. Los señores inspectores de Sanidad y Consumo, cuando visitan los establecimientos hosteleros, al parecer, miran si los "papeles" están en regla, si hay limpieza, si hay extintores, etc., pero nos tememos que no observan, no oyen, no notan el importante tema de la contaminación acústica de muchos locales.

Aparte de lo comentado de los platos (que si se midiera en decibelios, era para meter un buen paquete al establecimiento), está el asunto de las cafeteras, en especial cuando el camarero se "duerme" calentando la leche, dando toda la potencia que puede al calentador de vapor, que además de formar absurdas burbujas en la jarra de la leche, emite un ruido ensordecedor, que provoca la subida de voz (ya de por si, alta) de los clientes que en ese momento están en el bar. (O el molinillo de café).

 
     
 
     
     
 

Ahora que están crando "areas para fumadores", un día de esto hablaremos de los OLORES y PERFUMES que deberían prohibir en los establecimientos de hostelería.

 
     
     
 
   
                 
     
                 

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