Leyenda de la calle de la Cabeza     
     
 

    
     
 

La historia de la calle de la Cabeza viene de una leyenda del siglo XVI, tiene por protagonistas a un rico sacerdote y a su criado portugués. El sirviente, envidioso y acosado por las deudas, cortó la cabeza a su amo y huyó a Portugal con todos los bienes que pudo del adinerado cura.

 
 

 

 
 

 
 

 

 
 

El horroroso crimen se olvidó y la cabeza del sacerdote nunca apareció. Sin embargo, después de varios años, el criminal criado regresó a Madrid, convertido en un respetable caballero. En su regreso a la capital, mientras paseaba por el Rastro, decidió comprar una cabeza de carnero para darse una buena comida. Una vez comprada con el dinero que años antes había robado a su amo, escondió la cabeza bajo su capa y se marchó caminando a su nueva mansión madrileña.

 
 

 

 
 

 
 

 

 
 

Un alguacil observó un reguero de gotas de sangre que salían debajo de la capa del caballero portugués y decidió detenerle para descubrir que guardaba bajo sus ropas.
¿Qué lleva ahí? –preguntó el alguacil. Llevo la cena, una cabeza de carnero que acabo de comprar en el Rastro, le dijo. Muy seguro, abrió la capa y cuando fue a mostrar la cabeza de carnero que pensaba comer asada, el antiguo criado dio un brinco al ver que lo que tenía en su mano era la cabeza de su amo. Chorreaba sangre fresca como si acabara de decapitar a su amo, el sacerdote al que había matado años atrás.

 
 

 

 
 

Al asesino no le quedó más remedio que confesar su crimen y por ello fue ejecutado públicamente en la Plaza Mayor.
Después de la casual aclaración de lo sucedido, la vía comenzó a llamarse en Madrid calle de la Cabeza.

 
     
 

 
     
 

 

 
     
   
     
 

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