Ayuntamientos:

lo del botellón
   
         
 
 

 

 

Lo de beber, viene de muy antiguo, basta recordar lo de Noé:
 
Génesis 9:21
"Después comenzó Noé a labrar la tierra, y plantó una vid;
y bebió del vino, y se embriagó, y estaba descubierto en  medio de su tienda".
 
Sin embargo, lo de trincar en grupo, en la calle, aunque también es antiguo, en los tiempos actuales está complicando la vida de los Ayuntamientos (y de los ciudadanos), sobretodo con esa manía que hay de querer hacer la burrada más grande para aparece en el libro Guinness de las marcas  (récord).
 
 Hay todo tipo de justificaciones para estas indiscriminadas tomas de las calles: que si las bebidas son muy caras en las cafeterías, bares y demás, que si los estudiantes necesitan un "escape", que si la libertad, etc., el caso es que el problema se ha ido acrecentando y los ruidos, broncas, suciedad, cristales, meadas, vomitonas, etc., requieren algo más que un debate político cada vez que hay una movida de estas.
 
Difícil lo tienen los ayuntamientos que quieren contentar a todos, algunos han propuesto crear "botellódromos", donde la juventud se puede reunir para beber lo que quiera sin molestar a los vecinos, esto sería reconocer el poder del alcohol en la sociedad y desmoralizante para los que  creemos que la libertad es algo más que poder emborracharse.
 

 
Resulta difícil convencer a los jóvenes de que no hagan botellones, en una sociedad donde la bebida está asociada a los grandes logros y triunfos; cuando alguien hace una proeza, o si   consigue una meta importante, se quiere celebrar el éxito con un brindis (naturalmente, bebiendo), cuando a uno le toca la lotería o las quinielas, la alegría le lleva a descorchar botellas de champaña (sólo hay que ver en tv lo que ocurre cuando hay sorteos extraordinarios de lotería). A los niños, se les va introduciendo en la espiral del consumo de bebidas desde sus primeros añitos, todos los padres organizan fastuosos cumpleaños donde no faltan las coca-colas, y los refrescos de moda, todos los eventos sociales conllevan el alcohol como elemento inherente a la celebración, recuérdense las bodas, bautizos, homenajes, etc. etc. El botellón no es ni más ni menos, que otro acontecimiento, poco bendecido, algo espontáneo y consecuencia de las costumbres anteriores.
 
Daríamos cientos de consejos sobre el adecuado consumo del alcohol, de la moderación, de otras formas de entretenimiento, etc., pero no iba a servir de nada, el fuerte arraigo de las costumbres que antes hemos mencionado, más las campañas publicitarias de tantas bebidas, hacen imposible, que la juventud no caiga en el consumo alcohólico. Lo que si nos gustaría es que lo que ensucian en las calles, lo limpiaran, que las necesidades fisiológicas, que tan desagradables olores producen, las hicieran en sus casas, y las voces, cánticos, etc., los realizaran en los estadios de fútbol, que ahí no molestan.
 
 
 
El colmo de las justificaciones, decir que gracias a los botellones se pueden salvar náufragos.

       

 

 

 

 

          

 

 

 

Desde que se puso de moda lo de botar .. hasta los VIP'S (como los Reyes)  botan, las botellas no iban a ser menos,  aunque ensucien las calles y sean un peligro.

 

 

 

Don Pedrito bebía, cantaba, pero no molestaba.
   

 
       
   

¡Qué pena que beber agua no sea un pecado! ¡Qué bien sabría entonces!

Giacomo Leopardi

 
       
   

Referencias de noticias de Google, respecto al botellón primaveral 2006:

 
 
         
   

Marzo 06 Enrique Brio Botella (ebrio@esomismo.org)

   
         
       
         
   

 

   
   

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